La ciudad de Faro es un punto de acceso hacia el parque natural de Ria Formosa, además de que cuenta con un núcleo amurallado de edificios históricos rodeados de bancos de arena, playas y marismas hermosas.
Durante varios siglos, las murallas fortificadas de Faro han protegido los tesoros más fascinantes de la ciudad, desde la cámara de huesos de la catedral hasta un castillo convertido en cervecería.
En esta catedral hay un museo que cuenta con reliquias religiosas fascinantes. Desde el techo del edificio puedes ver la zona antigua de Faro, el océano y sus marismas.
En esta catedral hay un museo que cuenta con reliquias religiosas fascinantes. Desde el techo del edificio puedes ver la zona antigua de Faro, el océano y sus marismas.
Durante varios siglos, las murallas fortificadas de Faro han protegido los tesoros más fascinantes de la ciudad, desde la cámara de huesos de la catedral hasta un castillo convertido en cervecería.
En esta catedral hay un museo que cuenta con reliquias religiosas fascinantes. Desde el techo del edificio puedes ver la zona antigua de Faro, el océano y sus marismas.
En esta catedral hay un museo que cuenta con reliquias religiosas fascinantes. Desde el techo del edificio puedes ver la zona antigua de Faro, el océano y sus marismas.
Durante varios siglos, las murallas fortificadas de Faro han protegido los tesoros más fascinantes de la ciudad, desde la cámara de huesos de la catedral hasta un castillo convertido en cervecería.
Durante varios siglos, las murallas fortificadas de Faro han protegido los tesoros más fascinantes de la ciudad, desde la cámara de huesos de la catedral hasta un castillo convertido en cervecería.
En esta catedral hay un museo que cuenta con reliquias religiosas fascinantes. Desde el techo del edificio puedes ver la zona antigua de Faro, el océano y sus marismas.
En esta catedral hay un museo que cuenta con reliquias religiosas fascinantes. Desde el techo del edificio puedes ver la zona antigua de Faro, el océano y sus marismas.
Durante varios siglos, las murallas fortificadas de Faro han protegido los tesoros más fascinantes de la ciudad, desde la cámara de huesos de la catedral hasta un castillo convertido en cervecería.