El monte Rainier, tan grande que por sus dimensiones se creó un parque nacional en su honor, tiene un robusto cono volcánico cubierto de nieve que puede verse claramente desde Seattle.
Además de ser un lugar increíble para salir de paseo y cenar, esta atracción en constante evolución es mucho más que la frontera entre el continente y el océano.
Esta cresta montañosa es el paraíso de los aventureros, con kilómetros de senderos y lugares para snowboarding situados entre lagos, valles y prados subalpinos.
El monte Rainier, tan grande que por sus dimensiones se creó un parque nacional en su honor, tiene un robusto cono volcánico cubierto de nieve que puede verse claramente desde Seattle.
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