Conocido por ser un excelente lugar para ver las luces del Norte, esta ciudad también ofrece la posibilidad de practicar múltiples aventuras extremas, como snow-kiting y carreras en bicicletas de hielo.
El monte Rainier, tan grande que por sus dimensiones se creó un parque nacional en su honor, tiene un robusto cono volcánico cubierto de nieve que puede verse claramente desde Seattle.