La playa más famosa de Río de Janeiro es más que solo eso, es el sitio donde los habitantes locales y los turistas de todo el mundo vienen a relajarse, pasear y pasar un buen rato.
Esta ciudad, que fue capital del Imperio Inca, es la entrada al Valle Sagrado de esa civilización y uno de los sitios más importantes de la cultura indígena peruana.
La playa más famosa de Río de Janeiro es más que solo eso, es el sitio donde los habitantes locales y los turistas de todo el mundo vienen a relajarse, pasear y pasar un buen rato.
Experimenta la gran oferta cultural de esta metrópolis, visita sus edificios religiosos o practica portugués con los habitantes en los clubes nocturnos y parques.
El Centro Cultural Julio Prestes, construido como estación de ferrocarril, hoy resuena con los bellos sonidos de la Sala São Paulo en vez del ruido de trenes.
Esta ciudad, que fue capital del Imperio Inca, es la entrada al Valle Sagrado de esa civilización y uno de los sitios más importantes de la cultura indígena peruana.
En solo unas décadas, este pueblo de pescadores ha crecido hasta volverse un oasis para los viajeros y cuenta con restaurantes, clubes nocturnos y una bonita playa.
Visita Yungas para caminar por los paisajes increíblemente variados y las montañas nevadas, el bosque nuboso y la selva densa de esta región remota ubicada entre los Andes y la cuenca del Amazonas.
En la calle más famosa de la ciudad, encontrarás una amplia variedad de tiendas, vendedores ambulantes y artesanos, sin las molestias propias del tránsito.
La playa más famosa de Río de Janeiro es más que solo eso, es el sitio donde los habitantes locales y los turistas de todo el mundo vienen a relajarse, pasear y pasar un buen rato.
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Visita la capital del vino de Sudamérica para probar delicados Malbecs, estudiar la cultura argentina y disfrutar de un paisaje que no dejará de sorprenderte.
Esta montaña que emerge del centro de la ciudad es conocida principalmente como la sede de la emblemática estatua de Jesús, del tamaño propio de un rascacielos, en Río.
Casas coloniales, exquisita comida, músicos en trajes típicos, entretenimiento junto al mar y buenos museos hacen de la capital peruana una fiesta para los sentidos.