El Museo del Barco Vikingo cuenta con tres barcos de una época en la que los vikingos noruegos saqueaban y robaban por toda Europa. Estas embarcaciones bien conservadas del siglo IX fueron descubiertas entre 1867 y 1903 y recibieron el nombre de los lugares donde fueron encontradas.
Admira la proa del Gokstad y trata de imaginar la terrorífica visión de los guerreros que remaban a toda velocidad para alcanzar a su siguiente blanco.
Observa la ornamentación animal del Oseberg, que incluye esculturas de dragón y la cabeza de una serpiente. La decoración es tan elaborada que se piensa que el barco tenía un propósito ceremonial para los miembros de la aristocracia. Más del 90% de este barco reconstruido contiene su madera original.
El Tune es el más pequeño de los barcos y el primero en ser descubierto. Fue gravemente dañado durante una excavación, cuando la arqueología moderna estaba en su infancia.
La razón por la cual las naves han sobrevivido más de 1,000 años es que los jefes vikingos fueron enterrados en ellos. Para proteger a estos líderes en la otra vida, las naves fueron enterradas en montículos de arcilla, los cuales protegieron a la madera de la descomposición. Los nobles tomaron sus posesiones para llevarlas consigo a su otra vida y varios de estos artefactos se muestran en el museo. Inspecciona sus camas, trineos, textiles, herramientas y utensilios caseros. Mira las escenas talladas de viejas historias vikingas en el carro de caballos de madera.
El museo está en la península Bygdøy, a cinco kilómetros (tres millas) de la ciudad. Llega al museo abordando el autobús núm. 30 desde el centro de Oslo. Entre abril y octubre puedes tomar el transbordador desde el muelle del ayuntamiento. Hay lugares de estacionamiento detrás del museo.El estacionamiento es gratis durante el invierno, aunque durante el verano sí se cobra una cuota.
El Museo del Barco Vikingo está abierto todos los días, excepto en Nochebuena, el día de Navidad, el 26 de diciembre, la víspera de Año Nuevo y el día de Año Nuevo. El edificio tiene dos pisos, en su mayoría accesibles con sillas de ruedas. Para entrar hay que pagar una pequeña cuota de admisión.