Aunque Quito no es la única ciudad sobre el ecuador, el Monumento a la Mitad del Mundo le dio fama como la ciudad capital dividida en los dos hemisferios de la Tierra. El monumento está construido en el sitio donde un explorador francés calculó que pasa la línea del ecuador en 1736. Visita el monumento de 30 metros (98 pies) de altura y párate con un pie en cada una de las mitades del mundo.
Ve el enorme tributo a la línea ecuatorial y camina a lo largo de una línea pintada que representa a la imaginaria. Las recientes tecnologías han localizado el ecuador más o menos a 240 metros (casi 788 pies) al norte de esta línea, aunque el monumento constituye una divertida representación de la división de la Tierra en norte y sur. Camina por la línea y tómate una foto paseando en la mitad del mundo. Toma el elevador hasta la cima del monumento y deléitate con la vista panorámica de los dos hemisferios.
Visita el monumento para que veas la aldea ecuatorial, un pequeño modelo a escala del Quito colonial, con varias casas, una iglesia y una plaza de toros. Conoce el Museo Etnográfico y el Planetario para que aprendas más sobre la historia indígena de la región, su colonización y el lugar que ocupa Ecuador en el mapa mundial.
Pasa a algunos de los bares o restaurantes y saborea una rica botana o una bebida fresca. Entra a las tiendas de regalos y souvenirs del sitio. Compra un certificado oficial que declara que visitaste la línea ecuatorial en el Monumento a la Mitad del Mundo. Visita el monumento más pequeño cerca de aquí, en memoria de los soldados ecuatorianos que perdieron sus vidas en la guerra.
"La Mitad del Mundo" está cerca de San Antonio de Pichincha, a poco más de 30 kilómetros y medio (19 millas) al norte de Quito. El monumento y los museos abren todos los días, aunque los horarios varían de acuerdo con la estación. El económico precio de admisión incluye la entrada al complejo del monumento. El Museo Etnográfico y el Planetario tienen cuotas de admisión separadas. Visita el monumento durante un fin de semana, que es cuando los bares cobran vida con música folklórica y presentaciones de danza.