La Catedral de Turín está dedicada a San Juan Bautista y se construyó junto al Palacio Real a finales del siglo XV. Su construcción tardó siete años y fue erigida sobre las ruinas de otras tres basílicas más antiguas. La más grande de ellas también estaba dedicada al Santo Bautista las otras dos, a San Salvador y a Santa María de Dompno.
La arquitectura de la Catedral combina estilos renacentista y barroco en sus tres secciones: el campanario, la Capilla del Santo Sudario y la iglesia per se. Estas edificaciones fueron construidas en tres siglos diferentes. El campanario, levantado en 1469, es el más viejo de los tres componentes de la Catedral, mientras que la Capilla es la adición más reciente, completada en 1694 después de 28 largos años de construcción.
Es la Capilla, y en particular la reliquia sagrada que resguarda en su interior, la que ha despertado los más intensos debates y la mayor curiosidad de miles de peregrinos. Se trata del Santo Sudario de Turín, que muchos consideran pudo haber sido utilizado para envolver el cuerpo de Jesús después de la crucifixión. Podrás ver una réplica de la Sabana Santa que está en exhibición para el público en general, y la capilla abre todos los días, aunque cierra algunas horas durante el almuerzo. El Sudario real está bien resguardado y únicamente se exhibe mediante decreto papal. La próxima exhibición del Manto Sagrado está programada para el año 2025.
Asegúrate de ver las imágenes del Sudario cerca de la entrada, entre las que destaca un negativo en blanco y negro del manto. Las imágenes en el Sudario que se han desvanecido con el tiempo son mucho más visibles en esta exhibición, y lo mejor es que está permitido tomar fotografías.
Quizá menos importantes para el credo católico, son los diversos sagrarios bellamente acabados que podrás ver a lo largo de los muros de la Catedral. En el muro sobre la entrada principal, contempla una reproducción al óleo de la célebre pintura de Leonardo da Vinci, "La Última Cena".
La Catedral de Turín queda a unos cuantos minutos a pie del centro de la ciudad, en la Piazza San Giovanni. Sin importar qué religión profeses, la Catedral de Turín es una obra de arquitectura realmente fascinante.Recórrela a tu propio ritmo o contrata a un guía local para que te de un tour por esta magnífica iglesia histórica.