El Ágora romano fue construido en el siglo I con donaciones de Julio César y Augusto. Este era el centro de la vida política y pública de la antigua Atenas. La gente se reunía en la gran área abierta rodeada de edificios llenos de tiendas para realizar actividades comerciales, políticas, religiosas y militares. Mientras paseas entre las ruinas de las columnatas de mármol blanco, fácilmente puedes imaginar a hombres y mujeres vistiendo ondulantes togas y sandalias.
Dirígete hacia el área noroeste de la Acrópolis para encontrar ese foro de 112 por 96 metros (367 por 315 pies). Te encontrarás en un espacioso patio rodeado por columnas y lozas de mármol. Podrás ver los restos de las fuentes, las tiendas y los templos que fueron construidos en honor de los dioses del Olimpo. Incluso hay un antiguo sistema de drenaje.
Una de las estructuras mejor conservadas son los cimientos de una letrina pública construida en el siglo primero, justo en la entrada. La antigua Puerta de Atenea Arquegetis, rodeada por cuatro columnas dóricas clásicas, te brinda una de las diversas oportunidades que tendrás para tomar fotos inolvidables. Y la majestuosa mezquita Fethiye Djami es uno de los edificios mejor conservados del Imperio Otomano.
Puedes comprar refrigerios en el parque fuera de la Acrópolis o ahorrar dinero comprando comida y agua en alguna tienda cercana. Por un precio, podrás encontrar un guía cerca del kiosco de boletos. O bien, puedes comprar una guía impresa y realizar tú mismo el recorrido.
El Ágora romano está dentro del complejo de la Acrópolis, en el centro de la ciudad. Puedes llegar ahí en transporte público. La admisión está cubierta en el precio de entrada a la Acrópolis, y el sitio está abierto todos lo días. Llega temprano para evitar el calor del verano y las multitudes que vienen durante todo el año.