El estatus mundial de Gibbston como región vinícola no existiría sin este irlandés salvaje. Alan Brady plantó las primeras uvas en nuestro valle en 1981, liderando una campaña que ahora coloca a Gibbston entre los gigantes, ya que participa regularmente en los concursos de «Mejor vino tinto de Nueva Zelanda» en todo el mundo. Los vinos Wild Irishman son la cúspide de la elaboración del vino de Central Otago, ya que muestran el espíritu pionero y emprendedor, la camaradería entre los productores de vino y los sabores y expresiones únicos de nuestro terroir. La etiqueta Wild Irishman se ha beneficiado de la magia de los Brady y ahora, con otro irlandés Brian Shaw en el equipo, el enfoque de la etiqueta en la diversidad subregional está dando un paso más para consolidar su lugar como uno de los vinos más emblemáticos de nuestra región en esta década.

Degustación: Una mezcla de vinos blancos y tintos de Wild Irishman.