Sorprendentemente, Praga recuerda de alguna manera a Barcelona. Ambas ciudades fueron diseñadas por un escultor notable que le dio fama a la ciudad. Para Praga, ese «Antonio Gaudí» en el arte contemporáneo es David Cerny. Sus audaces obras llaman la atención y, gracias a él, aparecen en la ciudad muchos proyectos nuevos e interesantes de diferentes autores.

Hoy en día, hay docenas de increíbles obras de arte modernas en nuestra ruta, como el Embrión, los bebés enormes y la trucha arcoíris de Kafka, los pingüinos amarillos, las galerías de arte subterráneas y muchas otras.

Vamos a tener una ruta larga y emocionante, así que utilizaremos el transporte público para ahorrar energía y no agotarnos demasiado pronto.