Nuestra visita comienza en la plaza Margarita Xirgu, (entrada al teatro y al anfiteatro). Mérida era capital de la provincia de Lusitania, y dentro del complejo arqueológico distinguiremos las partes en las que se divide el recinto. En primer lugar, recorremos la cavea o el stand y sabemos cómo se distribuían los espectadores en función de su rango social. Delante de nosotros estará la orquesta: el espacio reservado para el coro. Justo arriba veremos el escenario, ubicado en la plataforma del llamado proscaenio. Detrás de esto, se levanta la fachada del pintoresco frente, el símbolo más reconocible de la ciudad de Mérida.
También recordaremos cómo surgió el Festival de Teatro Clásico de Mérida, cuyas funciones mantienen viva la esencia de este lugar. Justo al lado del teatro, también visitaremos los restos del anfiteatro romano de Mérida. Aunque este edificio circular no tiene las dimensiones del Coliseo de Roma, Mérida no se quedó atrás en cuanto a la crudeza de sus espectáculos. Las más populares fueron las sangrientas luchas de los gladiadores.
Salimos del recinto y finalizaremos la visita en la joya de la corona, el templo de Diana, donde podremos admirar la belleza de sus columnas estriadas con capiteles corstianos. Impresionante, nos dicen nuestros visitantes.