Llegue al museo y reciba su entrada en forma de bolsa para vomitar. Después de leer un poco de información sobre la naturaleza del disgusto, comienza a explorar esta peculiar y repugnante exposición. Huele frascos llenos de algunos de los alimentos más apestosos conocidos por el hombre, prueba el fotomatón del disgusto y maravíllate con los objetos de la exposición.
Al final de su visita, acérquese sin reservas al bar de degustación, donde el personal lo guiará a través de los artículos dignos de la lista de deseos de todo el mundo. Pruebe insectos secos, quesos apestosos, tiburones fermentados y el temido surströmming, todo incluido en el precio de la entrada.
Si encuentras tu nueva comida favorita, dirígete a la tienda de regalos, que está repleta de testículos de toro congelados y el regaliz más salado que existe. Su billete es válido todo el día y la hora impresa es solo una indicación.