La casa es estupenda, cómoda, íntima y romántica.
Tiene todo lo necesario para pasar unas mágicas vacaciones: una piscina privada, una barbacoa y un buen mobiliario de terraza. El valle en el que esta ubicada es muy tranquilo y muy bonito, además se puede disfrutar del cielo nocturno de Tenerife sin mucha contaminación lumínica.
Miguel, el propietario, es muy amable, da buenas recomedaciones sobre la zona y está disponible en caso de necesidad. Además deja en la casa todo lo básico para el inicio de las vacaciones, como café, sal, aceite, azúcar, jabón, papel higiénico...
La casa tiene unas vistas preciosas, incluido el mar al fondo y la ubicación es estupenda para explorar toda la isla.