En Shenzen, los rascacielos y los agitados distritos comerciales contrastan con los acogedores parques, playas escénicas y parques temáticos. Ya sea que te quedes en la ciudad o te dirijas a la playa en la península Dapeng, verás multitudes de vacacionistas chinos y pocos turistas occidentales. Esto se debe en parte al índice de inseguridad en esta metrópolis al sureste de China. Sin embargo, podrás divertirte al máximo en las numerosas atracciones de Shenzen si contratas a un guía o viajas en taxi de un lado a otro.
Hasta la década de 1970, Shenzen era una aldea rural pesquera llamada condado Baoan. En 1980 se convirtió en Shenzen y, desde que fue declarada una "zona económica especial", millones de migrantes y hombres de negocios se han asentado aquí. Pese a su rápido crecimiento, se han preservado muchas áreas verdes. Entre dichos espacios están el Jardín Botánico del lago Fairy y el Parque de la Montaña Lianhua.
Dirígete a la calle peatonal Dongmen para ver sus animados mercados y centros comerciales, donde podrás comprar de todo, desde trajes a la medida hasta cómics. Puedes disfrutar de un té con dim sum en una casa de té tradicional o visitar una de las muchas "calles gastronómicas" para probar la sopa de cerdo y la yuba de la cocina keija local.
Podrás ver representaciones de las Cataratas del Niágara, las pirámides egipcias y otras maravillas en el parque de maquetas a escala Window of the World. Descubre la historia y cultura chinas en el parque Splendid China and China Folk Culture Villages y en Minsk World. Sube a las montañas rusas y toboganes en Happy Valley.
Para ver las atracciones naturales del área, visita el Parque Nacional de Mangle, donde puedes ver aves raras o descansar en las arenas doradas de las playas Dameisha y Xiaomeisha.
Shenzen tiene su propio aeropuerto y puedes llegar por tierra o mar, aunque quizá necesites una visa especial para poder ingresar. Desde la terminal Shekou en Shenzen puedes tomar un transbordador hacia Zhuhai, Macao y Hong Kong.