Situada a unos 200 metros del núcleo poblacional de Puntallana.
Tras una reforma bien pensada, lo cual permitió un mayor aprovechamiento del espacio, la vivienda se nos muestra con un espíritu muy confortable. Consta de un dormitorio doble y el salón – comedor que se comunica con la cocina a través de una puerta con postigo y el baño. Destacaremos el ambiente recreado en la cocina donde encontramos un viejo molino de piedra, el horno tradicional y un bernegal que nos invita a apagar la sed con sus frescas aguas. Las terrazas también han participado de esta transformación creando nuevos rincones como es el caso del porche que se aloja en un lateral de la vivienda Casa Sara, con sus paredes de piedra y ubicada en un lugar tranquilo, puede ser una opción atractiva para estar en contacto con la naturaleza.
Esta pequeña casa de techos bajos se sitúa en el mismo pueblo de Puntallana pero retirada del núcleo poblacional. Desde ella podemos ver como las nubes se deslizan por los verdes lomos de la vertiente norte de la Isla y el azul del mar al fondo.