Independientemente de si comienzas a cruzarlo del lado de Brooklyn o en Manhattan, el puente de Manhattan es algo impresionante. Durante el día, el famoso horizonte de la Ciudad de Nueva York brilla con el reflejo de los rascacielos. Incluso durante la noche, la cantidad de luces que se ve en ambas direcciones es un recordatorio de que Nueva York es “la ciudad que nunca duerme”. Cruza este puente para disfrutar la magnífica vista, y recuerda tomar tu propia foto de la escena que aparece en una gran cantidad de postales.
El puente de Manhattan se terminó de construir en 1910 y es uno de los tres puentes emblemáticos que cruzan el río Este y ofrecen una conexión entre Manhattan y Brooklyn. Fue el primer puente en el que se utilizaron varias tecnologías que ahora son elementos estándar de la construcción de puentes de largo alcance. Contempla esta hazaña de la ingeniería que se ha convertido en un elemento clásico del horizonte de Nueva York.
Puedes cruzar el puente a pie, en bicicleta, en auto o en tren. Si lo cruzas a pie, podrás detenerte a tomar una foto en donde tú quieras. Muchas personas también corren por el puente como parte de su ejercicio diario. Levántate temprano y toma el tren F hacia York Street, en Brooklyn, o toma el 6 hacia Canal Street. Disfruta el sol cuando brilla sobre Brooklyn.
Si tienes prisa, una opción más económica que ir en auto o en taxi es tomar un tren para cruzar el puente. Siéntate junto a una ventana con vista hacia el sur para poder ver la Estatua de la Libertad y el centro de la ciudad. Si vienes de Manhattan y quieres disfrutar esta vista, siéntate del lado derecho. Si vienes de Brooklyn, busca un asiento en el lado izquierdo.
Para poder ver la gran galería que marca la entrada al puente de Manhattan frente a la isla, haz el recorrido a pie, en bicicleta o en auto. Contempla el friso de Charles Rumsey que ocupa todo el arco y verás la razón por la que esta parte del puente se ha designado como un lugar de interés oficial de la Ciudad de Nueva York.