Un espacio único, idílico, un piso singular, amplio y con estilo muy natural, en el que la luz y el mar entran a raudales. Desayunar, comer, ver el atardecer, leer, dormir la siesta con la brisa en la cara... Este es un apartamento que rompe las fronteras entre interior y exterior, muy espacioso y fresco, un ambiente extremadamente acogedor y relajado y en el que nunca dejas de ver el mar. Belleza y naturalidad desprenden una sensación de calma y serenidad en un conjunto en el que el blanco es el color rey, con tonos naturales, toques turquesa y muebles vintage, para disfrutar a cada instante.
La conexión de los espacios interiores y la simbiosis con el paisaje marino han sido los pilares de la reforma de este piso.