El Palacio Tau es un edificio impresionante que se solía utilizar como el palacio de los arzobispos y como la sede de los suntuosos banquetes de coronación. Obtén información sobre el papel interesante que desempeñó el palacio en el pasado real del país.
Hasta el siglo XVIII, se coronaba a los reyes de Francia en la catedral de Reims, que está junto a este palacio. Aunque los orígenes del palacio datan del siglo VI, la mayor parte del edificio actual se construyó con estilo gótico a principios del siglo XVI. El aspecto barroco actual es el resultado de otra remodelación realizada en el siglo XVII.
Únete a un tour guiado por el palacio y la catedral, que dura entre 2 y 3 horas. También puedes explorar el lugar a tu propio ritmo, utilizando una guía o un folleto informativo para conocer la historia de las habitaciones y los salones. Descubre cómo vivían los reyes en este palacio durante los días anteriores a su coronación. En total, se coronaron 32 reyes en la catedral.
Cada habitación cuenta con exhibiciones sobre la catedral o sobre el sistema de coronación. Contempla las estatuas, las obras de arte y los tapices de gran escala del siglo XV, así como los objetos preciosos del tesoro real. Entre los objetos más destacados, se encuentra el cáliz de Saint-Remi y un talismán que se cree que perteneció a Carlomagno, el rey de los francos en el siglo VIII. Visita la tienda de regalos para comprar un souvenir relacionado con la monarquía francesa.
El palacio está abierto de martes a domingo, excepto durante los días festivos principales del año, cuando se agregan algunos días de descanso. Revisa el horario con anticipación, ya que varía según la temporada. Se cobra una cuota de admisión para los adultos y los niños entran gratis.
El Palacio Tau está ubicado a la sombra de la catedral de Reims, en el centro de la ciudad. Puedes caminar hasta aquí desde cualquiera de las principales avenidas comerciales, o desde la Puerta de Marte. Hay otras atracciones en los alrededores, como el Museo de Bellas Artes, la iglesia de San Joaquín y el parque Patte d’Oie.