Puedes tener bastantes emociones cerca del fin de la Ruta 66. El muelle de Santa Mónica ahora marca el punto oeste oficial de la legendaria carretera estadounidense, una de las primeras del país. Esta vía de pavimento, famosa en todo el mundo, originalmente iba de Chicago a Los Ángeles y más tarde se amplió a Santa Mónica, donde varias personas terminaban su travesía cruzando el país con una visita a este muelle de diversión y emociones.
Aunque es uno de los últimos muelles antiguos del sur de California, está lejos de ser una reliquia oxidada de una era pasada. Abierto las 24 horas del día, los 365 días del año, el muelle es un lugar vivaz lleno de entretenimiento musical y teatral y de actividades para toda la familia.
Súbete a una montaña rusa o a la primera rueda de la fortuna en el mundo impulsada por energía solar, la cual está a 40 metros sobre el océano Pacífico. Cómete un algodón de azúcar, prueba pescar a ver qué cae o pasea sobre el entablado para disfrutar del salado olor del mar.
Otras atracciones incluyen juegos, restaurantes, artistas y entretenimiento callejero. Aprende a ser un acróbata en la escuela de trapecio o renta una bici y pedalea por todo el lugar. Al nivel de la playa, abajo del muelle, hay un acuario que muestra la vida marina local. Los niños disfrutarán las actividades interactivas como los tanques para tocar a las especies y las clases de biología marina.
Una de las atracciones preferidas es el carrusel de madera que ha sido restaurado y tiene caballitos tallados a mano. Construido en 1922 y albergado en su propio edificio llamado el Hipódromo Looff, el carrusel sale en la conocida película de Robert Redford y Paul Newman, el Golpe.
Tendrás momentos tranquilos lejos de las multitudes en la plataforma de observación, en el segundo piso del "hipódromo". La mayoría de la gente no conoce esta parte del muelle, por lo que es un lugar maravillosamente tranquilo para disfrutar de la vista del mar.
Santa Mónica está a 29 kilómetros al oeste del centro, justo al norte de la playa Venice.