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El Riad es precioso y está impecable. Lo atiende personalmente su dueño, Adam, de origen marroquí pero criado en Canadá. Habla perfectamente inglés y francés. Siempre está dispuesto a ayudarte. Es completamente honesto (algo no muy usual en Marrakech). A la hora de las cuentas no trata de hacerte cargos extraños ni te perjudica con un tipo de cambio injusto. Los desayunos son abundantes y deliciosos. El único contra del Riad Slawi es su ubicación. No está tan cerca de la plaza principal y para entrar debes hacerlo por unos callejones donde hay bandas juveniles que tratan de engañarte y sacarte el dinero. Son completamente inofensivos, pero bastante desagradables.
gerardo
Se hospedó 2 noches en abril de 2019