Manaca Iznaga es una plantación azucarera histórica ubicada entre los paisajes frondosos del Valle de los Ingenios. La plantación se fundó a mediados del siglo XVIII y más adelante se convirtió en propiedad de Pedro Iznaga, que era uno de los hombres más ricos de Cuba en esa época. Manaca Iznaga se convirtió en uno de los molinos de azúcar más grandes del valle y un lugar infame por el tráfico de esclavos. Actualmente, puedes caminar entre los edificios de la hacienda para conocer cómo era la vida de los empresarios y los esclavos en aquella época.
El elemento más destacado de la hacienda es la Torre de Manaca Iznaga, que mide 45 metros (149 ft) de altura. La torre se utilizaba como un puesto de vigilancia para supervisar a los esclavos. Observa los siete niveles con arcos de la torre, que tienen una combinación de formas cuadrangulares y octagonales. Sube varias docenas de escalones para llegar hasta el mirador de la torre. Después, contempla la impresionante vista de la hermosa campiña compuesta por granjas, bosques, campos y las montañas Escambray al fondo.
Visita la Casa Hacienda, que es una hermosa mansión colonial donde vivían los dueños de la hacienda. Esta residencia cuenta con una galería colonial tradicional y tiene un bello jardín al frente. Disfruta un almuerzo en la terraza de la hacienda, que está frente al jardín. Aquí puedes comprar muñecas cubanas, artesanías y artículos textiles, entre otros souvenirs.
Observa la enorme campana ubicada afuera de la hacienda. Esa campana solía estar en la torre y se tocaba para señalar el inicio y el fin del día laboral de los esclavos. En la parte trasera de la casa hay una prensa grande, en la que puedes intentar producir tu propio jugo de caña de azúcar. Visita los antiguos dormitorios de los esclavos, que se han convertido en viviendas familiares.
Manaca Iznaga está a 16 kilómetros (10 mi) al este de Trinidad. Una manera divertida para llegar aquí es viajar en el tren de vapor desde Trinidad. Este ferrocarril data de finales del siglo XIX y se creó para transportar el azúcar hasta la ciudad portuaria de Casilda. Puedes visitar la hacienda de forma gratuita y se cobra una módica cuota para subir a la torre.