Nuestra renovación conservadora tenía el objetivo de hacer que nuestros amigos e invitados respiraran el ambiente de una casa señorial, habitada durante siglos por la antigua familia patriarcal (Passuello), que derivaba su bienestar de la administración de sus activos, tierras, ovejas, vacas y canteras de mármol.
Vitarolo, pueblo de Lusiana, nació gracias a la trashumancia, que comenzó hace casi dos mil años, durante la época romana; fue, y sigue siendo, la transferencia anual que aumenta los productos de las granjas que traen los rebaños y rebaños a Lusiana durante los meses más cálidos. La familia Passuello es una presencia estable y grande en la aldea de Vitarolo desde 1500 y es posible notar que la Villa Fiorita era la residencia del jefe de la familia.
La renovación de la casa solo ha cubierto una cuarta parte del gran complejo que una vez albergó a muchas partes de la familia patriarcal, pero aún puede encontrar las puertas y corredores que una vez conectaron todo el edificio. El esfuerzo por preservar al máximo la originalidad de la casa se puede ver en algunas piezas valiosas como la chimenea, el fregadero, las puertas y las escaleras. En un marco encontrará un recibo de sal para las ovejas, con fecha de septiembre de 1900. Mantuvimos intacta la estructura de vigas y escaleras, incluso a costa de algún sacrificio, como el hecho de que a veces es posible escuchar el ruido de otras habitaciones. Cada habitación y su baño son como una casa en la casa y quedará impresionado con la plenitud de su descanso, la lectura tranquila y el bienestar general de la persona.
Por supuesto, los huéspedes también encontrarán todas las comodidades modernas. Una cocina eficiente permite a los amantes de la cocina dedicarlo no solo a preparar comida para la familia sino también a hacer mermelada con la fruta de temporada (las manzanas y las peras locales son fantásticas). A menos de cien metros de la casa hay una plaza con un amplio estacionamiento y un restaurante Bertiaga donde también puede solicitar un menú personalizado.
A diferencia de la cultura más estandarizada del turismo moderno, Villa Fiorita puede ofrecer una alta calidad de bienestar y días interesantes en cualquier época del año, con el sol y la lluvia, el calor y el frío y, por supuesto, con la nieve. Encontrará dos raquetas de nieve antiguas colgadas (las viejas raquetas de nieve locales) para recordarle que el territorio puede ser suyo con cualquier situación ambiental, incluso por niños.
En el ático encontrará el tercer dormitorio, que es un paraíso para los niños, para sus juegos y para su estudio. Será una linda sorpresa.