10/10 Excelente
Javier E., Madrid
19 ago. 2019
Le gustó: Limpieza
Una región de ensueño y un alojamiento a juego
Lo primero que encontramos fue a Nicole y François, los propietarios, dándonos la bienvenida a la casa (aunque llegamos antes de tiempo, allí nos esperaban ya). De la casa solo puedo decir que las fotos no hacen justicia: es una casa con mucha personalidad y mucha historia, tanto en el contenido como en el propio edificio, aunque sin renunciar a detalles modernos como la cocina de inducción y la cabina de ducha.
La casa es una preciosidad, y el jardín es un auténtico vergel. Esto último es estupendo porque es muy bonito, tanto para estar en él como para verlo desde la casa. El único hándicap es que hay mosquitos (a mí me devoran, a mis acompañantes no, así que el disfrute fue dispar). Tiene unos buenos muros, así que disfrutas de una gran privacidad a pesar de estar cerca de la plaza del pueblo y al lado de la iglesia.
La piscina es más bien un estanque poco profundo (metro y medio de profundidad, más o menos), así que es ideal para niños y es estupenda para refrescarse.
En cuanto a la ubicación, hay muchísimos sitios para ver, empezando por Toulouse y Albi, por supuesto. Como ya habíamos visitado ambas ciudades, nos centramos en la propia zona: Gaillac, Cordes-sur-Ciel, Puycelsi, la zona de viñedos (se pueden visitar las bodegas y degustar los vinos de la región)... vamos, un turismo un poco más rural y menos urbanita, y la verdad es que la zona no defrauda ni por su riqueza culinaria (¡ah! ¡el foie! Y hay vinos muy muy buenos) ni por su riqueza patrimonial.
Mi consejo: dejaos recomendar por Nicole y François porque son de la región y os recomendarán "les meilleures adresses", porque hay mucho que ver. Tampoco os podéis perder los mercados y sus productos... una maravilla.
Javier E.
Se hospedó 7 noches en agosto de 2019