La estancia en Casa Rubi fue buena. La casa es muy acogedora, limpia y luminosa. Es una zona muy tranquila, perfecta para pasar unos encantadores días de descanso. Además, de unas vistas inmejorables. Sin embargo, notamos cierto recelo por el hecho de ser jóvenes. Los jóvenes también necesitan desconectar, relajarse y pasar un buen rato. Ser jóvenes no es sinónimo de botellones o de fiestas descontroladas. Ser joven es querer disfrutar, pasar un buen rato con los buenos amigos, poner música y jugar, y esto no tiene nada de malo.
Aún así entendemos que los dueños de la finca hayan podido tener malas experiencias con otras personas y hayan tenido una mala predisposición con nosotros, o que estén acostumbrados a otro tipo de clientes: más adultos, o más dispuestos a conocer la isla y no estar tan presente en los bungalow. No obstante, no dejamos de reconocer la belleza de la finca, del alojamiento y de sus instalaciones.