El centro histórico de Alicante es una de las zonas más activas de la ciudad. Bajo la sombra del Castillo de Santa Bárbara, apostado en la cima del Monte Benacantil, el casco antiguo y sus calles angostas y adoquinadas ofrecen una gran cantidad de hoteles, casas de huéspedes y hostales. Es una de las regiones más famosas entre los turistas y una de las mejores para encontrar alojamiento.
La mejor manera de descubrir los secretos del casco antiguo es explorarlo a pie. Muchas de las atracciones más importantes de Alicante están aquí y las puedes encontrar fácilmente sin necesidad de venir en coche. Consigue un mapa en la oficina de turismo de Alicante, ubicada en la terminal de autobuses de la ciudad, para orientarte en estas serpenteantes calles y callejones. Con el mapa, podrás ubicar las atracciones principales, como el Ayuntamiento de Alicante. Esta estructura del siglo XVIII es de estilo barroco y es uno de los edificios más notables de la ciudad. Pasa el rato en la plaza frente al ayuntamiento o busca algunas de las obras más destacadas de los artistas españoles de mayor renombre en el Museo de Bellas Artes Gravina (también llamado el MUBAG).
A medida que el sol comienza a ocultarse, dirígete a la Rambla de Méndez Núñez o la Explanada de España, las dos calles que bordean el casco antiguo, y aprovecha para encontrar algo de comer. Siéntate en uno de los restaurantes que ofrecen auténticos platillos españoles o prueba las famosas tapas en un bar y quizá incluso hagas nuevos amigos entre los lugareños. Los platillos locales son en gran parte a base de arroz. En una arrocería puedes pedir uno de los platos típicos más famosos de España: la paella. Cerca de la media noche, el casco antiguo se transforma en una colección de establecimientos para beber, bailar y gozar. Muchos bares abren hasta casi el amanecer.
El casco antiguo de Alicante está ubicado al pie del Monte Benacantil, cerca del mar. Lo mejor es llegar en taxi o autobús, ya que los espacios de estacionamiento son escasos en toda la zona.