Maravíllate con el colosal domo y la torre del reloj a su lado, y echa un vistazo a uno de los mosaicos más grandes del mundo en la increíble Basílica del Sagrado Corazón.
La catedral fue consagrada en 1919 y está ubicada sobre la colina de un parque, donde podrás sentarte en el césped y contemplar el domo central. Presta atención a la resplandeciente fachada de la basílica. Esto se debe al travertino que se utilizó para su construcción. El agua de lluvia hace que la piedra filtre calcita, lo que le otorga su característico y duradero color blanco.
Antes de entrar, presta atención a la torre del reloj ubicada en uno de los laterales de la catedral. Tiene una altura de 83 metros (272 ft) y fue incorporada por Lucien Magne cuando Paul Abadie, el arquitecto original, murió en 1884.
Visita la cripta, donde encontrarás el tesoro y más de una docena de pequeñas capillas. Algunas de las interesantes obras de arte y religión que podrás ver son una estatua yacente de Cristo hecha de bronce, una escultura de la Virgen María y un monumento a dos sacerdotes que murieron en las guerras mundiales.
Pasa por la entrada principal en arco de la catedral, debajo de dos estatuas ecuestres de bronce. Echa un vistazo al mosaico dorado de Cristo en la Gloria que cubre el techo del ábside. En total, abarca una superficie de 475 metros cuadrados (5,112 ft2), lo que lo convierte en uno de los mosaicos más grandes del mundo. También podrás ver dos imágenes de color azul y rojo más pequeñas, pero igualmente impresionantes, que representan a Juana de Arco y al Arcángel San Miguel. Echa un vistazo al Gran Órgano y escucha su música durante el concierto de Víspera de Navidad en diciembre.
Sube la escalera de caracol que conduce a la cima del domo. Desde aquí, podrás contemplar una de las vistas más impresionantes de París. Levanta la mirada y admira la torre, que tiene una de las campanas más grandes de Francia, con un peso de 17 toneladas.
Para llegar a la Basílica del Sagrado Corazón, toma el metro hasta la estación Anvers. Camina desde aquí o sube al funicular que te llevará hasta la cima de la Colina de Montmartre, donde se encuentra la catedral. La entrada es sin cargo, aunque debes pagar para visitar el domo. Visita la basílica cualquier día, desde temprano por la mañana hasta la noche. Los horarios del domo y la cripta son más reducidos.