La Basílica de la Macarena alberga uno de los íconos religiosos más venerados en Sevilla, la estatua de la Virgen de la Esperanza de Macarena. La imagen de madera de la Virgen María se remonta al siglo XVII. Cada Pascua, es exhibida en una procesión por las calles de la ciudad.
La basílica de estilo neobarroco fue construida en 1949 para albergar la estatua, ya que la iglesia donde se conservaba anteriormente fue dañada en un incendio. Acércate al altar principal para estudiar la estatua en detalle. Mira de cerca su cara para ver las pequeñas gotas de cristal que se asemejan a lágrimas. El ícono también se conoce como La virgen que llora.
Busca la “contusión” que tiene la estatua en la mejilla derecha. Fue causada por una botella de vino que un hombre bajo los efectos del alcohol le arrojó durante una procesión de Pascua. Contempla los broches de esmeralda que el famoso torero del siglo XX, Joselito “El Gallo” donó. Observa el rosario en la mano izquierda y el pañuelo en la derecha.
Da un paseo por el resto de la iglesia y sus capillas opulentamente decoradas. Contempla el gran retablo que alberga la estatua de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, que data del siglo XVII. Párate ante el altar hispano y analiza sus imágenes, incluida una de la Virgen de Guadalupe, pintada en 1703 por Joseph Mota. Mira la colección de frescos creados por Rafael Hernández Rodríguez entre 1981 y 1993.
Haz un recorrido por el pequeño museo de la iglesia para ver las vestiduras que a menudo adornan a la Virgen de la Esperanza de Macarena. Además, podrás encontrar las joyas y la platería que decoran su carroza de procesión, así como el cáliz ceremonial con joyas.
La Basílica de la Macarena está abierta todos los días. La entrada es gratuita, aunque se cobra una pequeña cuota para visitar el museo. Situada en la zona de la Macarena de Sevilla, la iglesia se encuentra a 20 minutos a pie o a un corto viaje en camión al norte del centro de la ciudad. Hay estacionamiento subterráneo con parquímetro en la cercana calle Dr. Fedriani. Al salir de la iglesia, cruza la calle para observar los restos de la muralla del siglo XII que solía rodear la ciudad.