Visita el magnífico Arco de Augusto y admira la enorme entrada de piedra con sus intrincadas tallas, testimonio de lo que alguna vez fue el acceso principal a la antigua ciudad de Rímini. Descubre cómo cambió la estructura con los años y qué papel desempeñaron los fascistas de Mussolini en la historia del arco.
El Arco de Augusto es un ícono emblemático de Rímini, incluso aparece en el escudo de armas de la ciudad. El arco, dedicado al emperador Augusto, se construyó en el año 27 a. C., en la intersección de dos importantes vías romanas. La entrada es, a su vez, uno de los arcos más grandes que jamás hayan construido los romanos y es un testimonio de la importancia que tenía Rímini para el Imperio.
Mientras caminas por la Via Flaminia y te acercas al arco, imagínate que eres un antiguo viajero romano. Lo primero que te llamará la atención es su magnífico tamaño. El arco se cierne sobre la calle que lo atraviesa. Se cree que su enorme tamaño se debe a la escasa necesidad de defensa durante el pacífico reinado de Augusto.
Acércate para apreciar la antigua mampostería. Hay cuatro relieves tallados en los costados del arco, que representan a cuatro dioses romanos. En el lado que mira hacia la ciudad de Roma están esculpidas las figuras de Júpiter y Apolo, mientras que hacia el sur podrás ver representaciones de Neptuno y Roma. Mira en la arcada la inscripción en latín con la dedicatoria a Augusto.
Observa las almenas en la parte superior del arco. Estas se añadieron en el siglo X, cuando la estructura asumió un papel más defensivo. También verás las ruinas de las murallas de la ciudad a ambos lados del arco. Estas habían permanecido intactas hasta que el dictador Mussolini ordenó derribarlas durante su mandato.
El Arco de Augusto se encuentra en el lado occidental del parque Alcido Cervi, en el centro de Rímini. Puedes tomarte un tren o un camión hasta las estaciones más cercanas o caminar por el Corso d'Augusto para ver el arco aparecer en el horizonte.