El hotel es muy bonito y luminoso. Me han encantado los pisos, las cerámicas y su toque tan característico de la isla de Capri y la costa Amalfitana. El señor de la recepción estimo que era el dueño y nos atendió muy amablemente y hasta nos armó un mini tour para que visitemos los puntos más interesantes de Anacapri. No nos dieron la habitación que habíamos contratado pero suponíamos que esto podría llegar a suceder ya que al reservar vimos que el hotel estaba realizando modificaciones. Igual, el cuarto que nos dieron era muy amplio, cómodo y con vista al jardín y un poco del mar. El desayuno muy rico y este mismo señor nos preparó con mucha simpatía el café de la mañana. El entorno es muy tranquilo, con mucha naturaleza. Es un lugar ideal para quedarse varios días a descansar. He leído de gente que se queja de las escaleras, ¡pero en esta isla todo es escaleras!! Nosotras fuimos en bus, que nos dejó a pocos metros del ingreso y la verdad es que estuvo super cómodo llegar hasta el hotel. Sin dudas lo recomendamos.